lunes, diciembre 12, 2005

PIAZZALE LORETO

La gente grita muchas burradas desde la grada. La costumbre del grito de estadio es tan vieja como el fútbol y tiene, en general, virtudes catárticas y terapéuticas. La mayoría de los gritos, espontáneos o corales, son irreproducibles. Se oyen barbaridades y ha sido así desde siempre. ¿Es razonable limitar ese repertorio de agresiones verbales? Hoy se tiende a pensar que sí, al menos en lo que toca a los insultos racistas. La cuestión racial constituye una falla tectónica de las sociedades europeas y los gruñidos simiescos de ciertos sectores no sólo producen vergüenza ajena: a estas alturas, causan alarma.

Existe, por supuesto, un Más Allá. Se encuentra en Italia y aflora a la superficie en encuentros como el Livorno-Lazio de ayer.

Comparados con ese Más Allá, los gruñidos simiescos y otras consideraciones estúpidas sobre el tono de la epidermis ajena parecen pucheritos de guardería.

Ayer, en el estadio Armando Picchi, livornés, la muchachada lazial animó la salida al campo de los suyos con gritos de "¡Mussolini, Mussolini!" y con un vistoso despliegue de cruces célticas. Los hinchas locales esgrimieron las habituales pancartas con la efigie del Che Guevara y con el canto de Bandera Roja. Un poco antes, el autocar que trasladaba a los futbolistas del Lazio había sido atacado con una granada lacrimógena y algunos porrazos y un destacamento policial que controlaba una entrada sufrió el ataque de un grupo de tifosi livorneses: a un agente le abrieron una brecha en la cabeza y hubo que aplicarle ocho puntos de sutura.

Hasta ahí, todo normal. Cosas que suceden todos los domingos en el calcio. El auténtico Más Allá abrió sus fauces al cuarto de hora de la segunda parte, después de que el Livorno marcara el primer gol. Di Canio, que lleva tatuada en el brazo la palabra Dux y cuyas simpatías fascistas son tan notorias como su Ferrari azul eléctrico, fue sustituido. Di Canio corrió hacia la grada de los seguidores del Lazio y se despidió con el brazo tieso, igual que en un Roma-Lazio del curso pasado. La muchachada respondió con entusiasmo al gesto de su ídolo. Cientos de brazos se alzaron en el saludo fascista, delicadamente realzado con el grito "¡boia chi molla!", una vieja consigna mussoliniana que, traducida libremente, vendría a significar "¡perro el que afloja!".

Desde el resto del estadio se elevó, como un aullido, la frase "Piazzale Loreto", repetida hasta el infinito. Piazzale Loreto es una plaza de Milán sin gran atractivo estético. Aún está ahí la gasolinera de cuya cubierta, el 28 de agosto de 1945, colgaron los cadáveres de Benito Mussolini y su amante, Clara Pettacci, en compañía de otros jerarcas del régimen. El espectáculo de aquel 28 de agosto fue penoso. Los ensañamientos con cadáveres suelen serlo.

No sé si se puede ir más lejos. En cualquier caso, lo ocurrido en Livorno pone los pelos de punta. ¿Saben lo más grave? Que hoy, como en anteriores ocasiones, algún comunista encallecido como Sandro Curzio, antiguo responsable de propaganda del PCI, director del diario Liberazione y diputado de Refundación Comunista, dirá que Di Canio es un chico excéntrico, pero simpático, y que se le malinterpreta. Curzio es comunista, pero por encima de todo es tifoso del Lazio. También justificaría los gritos de "Piazzale Loreto" un fascista livornés si tal personaje existiera, que lo dudo. Las banderas del calcio están por encima de la fe política, de la decencia y del sentido común. Si hay que dar "vivas" a la muerte, se dan.

En los estadios italianos se incuba una bestia muy desagradable

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Un artículo para tomar nota en cualquier parte del mundo.

Anónimo dijo...

Para acabar Di Canio esta en sus ultimas, en realidad es muy poco comparado con lo que era hace unos años ...

todo eso unicamente acabara cuando algun jugador sea asesinado de una forma grotesca por mostrarse en contra de ese tipo de actos, o por apoyarlos ... ojala no se tenga que llegar a eso.

Martí Perarnau dijo...

Hola. Quería proponerte linkar nuestros respectivos blogs. Un saludo.
Martí Perarnau
marti@saludmania.com

Juanjo Jambrina dijo...

¿Tan fea está la cosa?
La verdad es que todo suena muy mal, olores de otros tiempos.
¿Qué sabemos de Cassano? Me interesa más.

Anónimo dijo...

Molti Ultras in Italia usano questo slogan: "no al calcio moderno". Perchè si dichiarano contro il calcio delle quotazioni in borsa, dei diritti televisivi, degli stadi video controllati e delle leggi anti-violenza.
Si dimenticano però che quando il calcio non erano moderno (prima del 1975) non esistevano neanche loro.
Io penso proprio che il primo vero problema del calcio italiano siano gli Ultras, in campo (come Di Canio) e fuori (Irriducibili, Boys, Drughi, BoysSan, Fossa dei Leoni, Fossa dei Grifoni, Lions, etc. etc.).
Quindi: No al calcio moderno, no agli Ultras.

Recopilador de Historias dijo...

A Martí Perarnau:Propuesta aceptada con mucho gusto, tu blog ya tiene link en esta página, gracias por el interés.
Un saludo

Recopilador de Historias dijo...

@ Pierpaolo: Creo que tienes toda la razón, pero además es muy preocupante como los políticos italianos participan de ese circo y les rien las gracias desde las más altas instituciones del Estado, pero ahora que lo pienso, si en las más altas instancias del Gobierno y el Estado están dirigidas por Alleanza Nazionale (partido fascista) qué se puede esperar. De los pocos que ha hablado claro en contra del gesto de Di Canio ha sido Zeman, cómo no.

Anónimo dijo...

La fecha del 28 de agosto es incorrecta.A mussolini lo mataron los partisanos el 28 de abril de 1945 y al dia siguiente fue lo de piazzale loreto.Por lo demás,muy bien el articulo