domingo, diciembre 04, 2005

¿DÓNDE ESTABAS GEORGE?


Viendo el impresionante y multitudinario entierro de George Best me ha llamado la atención que de ser casi un desconocido (fuera de las Islas Británicas) haya pasado en menos de una semana a rivalizar con los más grandes jugadores que jamás han existido. Escuchando a muchos de los que se han pronunciado en los últimos días parece que sí.

Sinceramente yo creo que no, George no estaba en ese panteón de los Di Stéfano, Pelé, Cruyff o Maradona, porque su gloria fue demasiado efímera y la relevancia de sus hazañas no alcanza a la de éstos tótem del fútbol (jugar con Irlanda del Norte tampoco le ayudó demasiado en este sentido). Aún así, nadie puede poner en duda que Best tenía todas las condiciones para formar parte de este Olimpo, pero las desparramó por preferir la dolce vita al sacrificio de rivalizar por ser el número uno.

La gloria de Best se ciñó a cinco años (1963-1968), los que militó en el primer equipo del Manchester United, donde consiguió dos títulos ligueros y una Copa de Europa, pero simultáneamente bebió todo lo que pudo, amó muchísimo y fue famoso, más que ningún otro futbolista hasta ese momento. Pero, ¿y qué más? Pues casi nada. Y después de ese lustro mágico la nada más absoluta, perdón, mentiría, quedó su recuerdo y su leyenda. Desde este blog siempre se ha reivindicado la figura de Best, fútbol y talento puro que, junto a Garrincha, ha formado parte la galería de los malditos, a los cuáles, no sé por qué razón, siempre les he tenido muchísima más simpatía que a esos futbolistas que han gestionado tan racionalmente el fútbol y sus secuelas, tan pragmáticos fuera de la cancha que hoy (casi) sólo se les entiende como directivos o políticos. Me refiero a los Beckenbauer, Platini, o incluso Pelé y Cruyff, entre otros, muy grandes pero sin pellizco.

Best ha sido un jugador casi desconocido para las generaciones posteriores a su eclosión como jugador, no sé si debido únicamente a su paso efímero, pero lo cierto es que pocas veces se aludía a su figura si de fútbol exclusivamente se hablaba. Por eso, decía antes, que me extraña mucho todo lo que he escuchado y leído esta semana, y que de repente, por el simple hecho de su muerte, la estimación de Best haya dado un salto tan desproporcionado, casi gigantesco. Aún así, y por muchos motivos, esta página seguirá siendo devota de Georgie, aparecerán más artículos y continuará siendo uno de los personajes a los que más cariño se le tiene y mayor admiración provoca.

Sea como fuere, y lejos de oportunismos, su historia es tan bonita y tan triste (perdió el tren y se quedó en el andén, como tantos otros) que siempre encontrará un hueco en este rincón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No metería a Beckenbauer en ninguna lista de los mejores,prefirió esconderse en la cueva de la defensa, jugando como libre, y no dar la cara como el gran centrocampista que todo el mundo esperaba.