martes, diciembre 27, 2005

EUROVILLARREAL por Julio César Iglesias

Quienes han visto al Villarreal en la Liga de Campeones dicen que, si Brasil le ha cedido la camiseta, Argentina y Uruguay le han prestado el corazón. Además de un inconfundible reflejo tropical, hay en sus chicos una arrebatada manera de cortejar la pelota que no identifica el fútbol como un juego, sino como un compromiso.

No es fácil reunir en un equipo a tantos deportistas diferentes, ni convertirlos en valores complementarios, ni darles la simetría que distingue a los organismos superiores. Para armar un reloj no basta con aproximar las piezas; sólo una exclusiva secuencia de engranajes puede transformar la energía del resorte en el tictac.

Pero la aventura del Villarreal no tiene un único secreto. Todo empieza en Fernando Roig, el hombre del talonario, un próspero industrial cuyos millones sirven para todo salvo para comprar un asiento en el salón de la fama. Por eso necesita la complicidad de dos tipos especiales: el de los ojos de lince y el que tiene un plan. A su vez, ambos deben compartir la sensibilidad del explorador y el código profesional que permite llamar a las cosas por su nombre. Los efectos de esta sociedad son inmediatos: si el que tiene un plan necesita un cartero, su socio sabe buscarlo en la calle de Neruda; si necesita una víbora, el hombre de los ojos de lince tiene la nómina de serpientes en el cajón del escritorio.

La conexión entre la cabeza de Pellegrini y la mirada de sus ojeadores ha rendido muchos otros beneficios en el mercado del músculo. Después de acechar a infinidad de figuras incomprendidas por sus opulentos propietarios, los agentes del club han hecho una portentosa selección de excedentes de cupo. Conocidos los casos de José Mari y Sorín, si el Manchester descuida a Forlán, una medusa uruguaya que mata al primer toque, ahí está el Villarreal para atraparla. Si el canario Guayre deja de cantar en Las Palmas, ahí llegan los emisarios de El Madrigal para componerle el timbrado. Si la anguila Senna se pierde en el Amazonas, ahí echan sus redes los pescadores del cañaveral. Y, en fin, si Riquelme se pierde en el laberinto de Van Gaal, el comando amarillo acude al rescate y le devuelve la palidez, la vida y el repertorio.

Llegada la hora, Pellegrini cuadricula el campo, abre su manual de instrucciones y repasa el orden del día una sola vez. Al margen de sus orígenes, estilos y trayectorias, sus pupilos luchan por la pelota perdida con una intensidad rayana en la desesperación.

Es natural que, una vez conquistada, la mantengan con un celo sin límites. No la acompañan como a una vieja amiga: la rodean como a una amante recuperada por sorpresa en el último andén.

Suman, a la pasión de ganar, la emoción de sobrevivir.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Aguante Román! Aguante Argentina!

Anónimo dijo...

Adelante Villareal, adelante!
Sono tifoso della Roma e me lo ricordo bene il Villareal.
Capello lo sottovalutò, io no.
Ed è andate a finire come pensavo io.
Dove non ci sono milioni di Euro e di tifosi e i risultati arrivano lo stesso, là c'è il vero calcio.

Recopilador de Historias dijo...

Pierpaolo è sempre il piacere i tuoi comenti, ti dico che anch'io sono romanista (calcio), come no dopo di avere ascoltato l'Olimpico cantare:
"Roma Roma Roma,
core de stà città,
unico grande amore,
de tanta e tanta gente,
che fai sospirà..."
E sopratutto dopo di abitare a Testaccio.

Ma in Spagna e resto del mondo, solo Betis.
Saluti

Anónimo dijo...

Allora siamo fratelli, hermanos.
Sono venuto tre volte in Spagna e del football spagnolo ho portato a casa due souvenir.
La maglia della selezione nazionale (giallorossa, naturale!) e quella di un club, che mi è stato sempre simpatico, di una città che amo. Indovina quale? Il REAL BETIS.
La uso sempre a Roma, quando gioco a calcetto (calcio a 5).
Ma nel Betis gioca ancora Assuncao?Un errore della Roma farlo andare via, secondo me.
Complimenti per il blog. Mi piace molto.
Per quanto riguarda Testaccio, se vuoi ho qualche foto del barrio nei giorni successivi alla vittoria dell'ultimo scudetto. Puro delirio!