martes, febrero 23, 2010

CAPITÁN SIN BRAZALETE por Diego Torres

Porque siento fascinación por esa figura extraña del mediocentro, y porque soy "xabista" desde que lo vi aparecer en aquella Real casi colista de Toshack, no he podido resistirme a colgar este artículo.




Hay capitanes porque llevan el brazalete, capitanes porque tienen poder político dentro del club, capitanes porque negocian las primas con el presidente y capitanes porque son escuchados por sus compañeros en el vestuario. Fernando Redondo pertenecía a la última categoría. Xabi Alonso va camino de seguir sus pasos. El domingo pasado, cuando el árbitro pitó el penalti sobre Cristiano Ronaldo en los últimos minutos del Madrid-Villarreal, las cámaras de Cuatro registraron un episodio inolvidable.


-Déjame tirarlo a mí, le dijo Xabi a Cristiano, que se encaminaba hacia el punto de penalti con la pelota.

-No, lo quiero tirar yo.

-Déjamelo.

-Es que quiero ser pichichi.

-Y yo todavía no he hecho mi primer gol con el Madrid. Así que déjame.


Así fue como Xabi se hizo con el balón y marcó su primer gol con la camiseta blanca. No resultó sencillo. Con la intención de rendir un homenaje multitudinario a Raúl, que acababa de entrar al campo, el fondo norte del Bernabéu, justo sobre la portería, gritaba: "¡Ra-úl, Ra-úl, Ra-úl!". La gente pedía que lo tirara el primer capitán. El jugador más poderoso del club hasta hace poco. Xabi hizo oídos sordos y se concentró en el balón y en Diego López. Disparó, marcó, pero el árbitro mandó repetir. El público seguía: "¡Ra-úl, Ra-úl, Ra-úl!". Xabi acomodó el balón de nuevo y se dispuso lanzar el penalti contra todo. Contra el Villarreal, contra el público, contra el raulismo y contra la voracidad de Cristiano, símbolo del gran proyecto de Florentino Pérez.

Consciente o no de ello, el gesto del tolosarra fue un arrebato de autoafirmación colosal. Un mensaje a todos los niveles del madridismo recordando que el equipo tiene una nueva jerarquía. Y hay que pasar por el aro. Que mandara el balón como un misil, a media altura, pegado al palo izquierdo de Diego López por segunda vez, selló su intervención con un éxito rotundo. Arbeloa y Raúl corrieron a felicitarle. Cristiano maldijo para sus adentros.

Xabi ha dado 1.505 pases en esta Liga. Su actividad no admite comparación en el Madrid y en España sólo es superado por Xavi Hernández, que encuentra más apoyos gracias al estilo del Barça. Los dirigentes del Madrid se muestran convencidos de que Xabi es el timón. En un equipo pensado para que brillen las individualidades, el mediocentro es un elemento tan raro como imprescindible. El técnico, Manuel Pellegrini, tiene dudas respecto a casi todo en la línea media menos respecto al tipo de la barba roja. "Tiene un sentido colectivo a prueba de cualquier vanidad", explica un dirigente; "hay jugadores, como Cristiano, que ayudan al equipo a partir de su talento individual. Xabi pone su genio al servicio del plan colectivo y es un líder en la medida en que líder es aquél que, además de cumplir con su propia responsabilidad, tiene una mirada más amplia".

Hay tres clases de futbolistas: los cazadores, los recolectores y los administradores. Xabi pertenece a la última categoría, que también es la más intelectual. Hace falta tener cierta obsesión por la casuística, cierto afán clasificatorio, un don para poner a cada especie en su respectivo cajón, para desempeñar con acierto las funciones del mediocentro. Xabi posee esas extrañas virtudes. Lo mismo en la verdulería, donde es capaz de clasificar una colección de pimientos de Ezpeleta, del Piquillo, de Anglet, de guindillas de Tolosa o de cuernos de cabra, que en el campo, donde organiza el juego en corto, en largo, al pie, al espacio, plano, con comba, atrás, adelante, rápido, con freno, por fuera o por dentro. No hay pimiento que sea incapaz de etiquetar ni situación táctica a la que no pueda aplicar el pase adecuado.

A pesar de su importancia, la labor de Xabi en este Madrid ha pasado más o menos inadvertida hasta ahora. El domingo se abalanzó sobre Cristiano y mantuvo con él una pequeña conversación ante el mundo. Ahora el mundo sabe que el tipo de la barba roja ha dado un paso al frente.

viernes, febrero 12, 2010

TIEMPOS MISERABLES por Santiago Segurola

Trasteando por la fantástica página La libreta de Van Gaal, y saltando por algunos de sus enlaces, he llegado hasta un grupo que reivindica una prensa deportiva inteligente (les robo la imagen). Por supuesto me sumo a esa petición (casi plegaria) y aprovecho para subir un artículo que esta semana ha escrito mi admirado Santiago Segurola, al cual, si tuviera la oportunidad le preguntaría que como él, tan íntegro, puede seguir siendo adjunto a la dirección de ese tal Eduardo Inda. Imagino que Segurola sabe que, siendo "su" adjunto, esos tiempos miserables están corriendo muy cerca de él.



Esta es la Liga de Messi y Cristiano Ronaldo, de Xavi y Kaká, de Iniesta y Xabi Alonso, de Higuaín y Luis Fabiano, de Ibrahimovic y Benzema, de Casillas y Víctor Valdés, de Villa y Llorente, de Navas y Silva, del mejor Barça de la historia, del mejor Madrid de los últimos años, de brillantes jóvenes como Canales y Muniaín, de una selección maravillosa, de todo aquello que debería hacer felices a los aficionados y a los periodistas. Por desgracia, esta magnífica realidad queda sepultada por una visión belicosa y grosera. Sólo importa el ruido mediático y los desagradables personajes que genera. En nombre de aburridas y nunca demostradas teorías conspirativas nos dicen que abandonemos nuestro juguete, que no disfrutemos de este privilegiado momento, que desconfiemos de todo, que nos olvidemos del fútbol por falsario, que evitemos la diversión y elijamos una trinchera en las truculentas guerras que se desatan cada día en la prensa. Teníamos noticia de la degradación en otros ámbitos: basta echar un vistazo al miserable espectáculo de lo que un día se conoció como prensa del corazón y que ahora sólo es el reino de la bajeza. Definitivamente, este perverso modelo se ha impuesto en casi todas las instancias del periodismo. Se conceden premios prestigiosos a los difusores de la basura, se busca el agravio y el daño, se animan mediocres y violentas polémicas, se alimentan los instintos más bajos y los personajes más ridículos, se desacredita todo y nada se salva. Tampoco el fútbol. Una pena.

domingo, febrero 07, 2010

EL DUELO por Manuel Vicent

Recupero un artículo que apareció hace ya algunas semanas en El País.
Todavía quedan muchas cosas que merecen la pena ser leídas ante el lamentable auge de ese pseudoperiodismo deportivo hecho por "profesionales" metidos a hooligans, que enarbolan banderas por encima de cualquier criterio con fundamento, inteligencia, sentido común y, sobre todo, buen gusto, y capaces de provocar, al menos en mí, una inmensa sensación de vergüenza ajena. En fin, seguirán explotando ese circo y ayudando al embrutecimiento colectivo a partir de ese sucedáneo de información deportiva. Ellos sabrán.

El duelo entre el Barça y el Real Madrid va a ocupar este año 2010 el vacío que deja la mediocridad turbia de la política, nos puede salvar del sofocante agobio de las tertulias canallas de la televisión convertidas en un gallinero agresivo, donde siempre gana el idiota que más grita. A partir de ahora este combate a dos se convertirá en el único ejemplo de fortaleza, de rigor, de estética y de moral pública al alcance de cualquier espectador. Un pase de Iniesta, un remate de Cristiano Ronaldo, siete fintas seguidas de Messi, una parada de Casillas poseen un grado de excelencia imposible de hallar en la Universidad, en la Iglesia, en el Parlamento y en el periodismo. Los seguidores del Barça y del Real Madrid ceden parte de su yo a un colectivo en el que diluyen todos sus sueños. Para el Barça en el principio era el Verbo; para el Real Madrid en el principio era la Acción. El Barça juega persiguiendo un ideal de perfección; el Real Madrid, en cambio, sólo trata de aplastar al equipo contrario; uno se mira a si mismo en la propia sombra del césped; el otro sólo pone los ojos en el adversario. En el Barça el fin primordial consiste en gustarse y que el gol sea un producto de una elaboración virtuosa; en el Real Madrid el gol viene al final de una lucha heroica, pero no importa si el balón entra con un remate espectacular o con un rebote en la canilla. Del verbo y de la acción derivan el idealismo y el pragmatismo: dos formas de estar en el mundo, de enfrentarse al futuro, de soportar los golpes de la fortuna, de combatir al enemigo, de celebrar la victoria o de asumir la derrota. Más allá de la perfección sólo está la muerte, lo mismo en arte que en deporte, puesto que solo permite repetir la fórmula hasta el infinito. No es posible mejorar el fútbol que realizó el Barça en el partido contra el Manchester. A partir de ese momento estelar el equipo no ha hecho otra cosa que imitarse a si mismo. Al Barça solo le puede salvar del manierismo la emoción de la agonía, el gol en el último minuto; en cambio el Real Madrid puede llegar a la cima si convierte la agresividad y la incertidumbre en una maquinaria de alta precisión. Verbo o acción también son dos formas de matar. El Barça con veneno lento, el Real Madrid a puñal.