A raiz del artículo anterior donde se cita la célebre frase “fútbol es fútbol”, atribuida en el texto a Johan Cruyff aunque la autoría corresponda al que fuera entrenador yugoslavo del Real Madrid Vujadin Boskov, he recuperado un extracto de un capítulo del libro de Carlos Toro “Anécdotas de fútbol”, en el cual se realiza todo un recorrido detallado, extenso, con muchas y buenas citas de personajes diversos, y, sobre todo, con mucha ironía de las distintas definiciones que sobre este deporte se han dado desde los campos más distantes (para mí, el capítulo en sí no tiene desperdicio).
En el extracto recogido se analiza esta frase mítica de “fútbol es fútbol”, considerándola el summun, la “madre de todas las definiciones”.
(...) Entonces apareció Vujadin Boskov y dejó para la posteridad de nuestro planeta y del de Marte (al que se refería Alastair Reid1) aquello de «fútbol es fútbol». Definitivo. Total. De un esquematismo y perfección inigualables. La tautología elevada a arte. A partir de ese momento, todas las definiciones anteriores y posteriores, todas las que fueron y las que podrían haber sido, quedaron englobadas y retratadas en ésta. No se la tome por una perogrullada ni por el fruto escueto de la limitación lingüística de un extranjero cuyo idioma materno carece de artículos. «Fútbol es fútbol» expresa con la precisión cimera de la conceptualidad desnuda la esencia misma del juego. Es una definición filosófica y no técnica. O sea, ideológicamente totalizadora pero sin pretensiones intelectualoides; sin retórica, sin presunción, sin pedantería, sin exhibicionismos impropios. Y de entre todas las definiciones filosóficas, la más profunda porque, desprovista de pretenciosidad, sugiere tanto como expresa. Dentro de su llaneza al alcance de todos, hay en ella una buena dosis de saludable escepticismo, en la seguridad de que cualquier definición, por magistral que sea, se muestra incapaz de recoger el significado entero, íntegro del juego. Casi podemos ver al bueno de Vujadin encogiéndose de hombros mientras tallaba en el viento y para la historia su inmortal frase. Un admirable y equilibrado ejemplo de trascendencia y, al mismo tiempo, desmitificación.
«Fútbol es fútbol» no trata, en el fondo, de explicar nada, sino de dar forma verbal a una suerte de fatalismo según el cual el fútbol está sujeto a demasiados rasgos imprevisibles e incontrolables como para encerrarlo en una definición o reproducirlo según un esquema. En «fútbol es fútbol» hay tanta resignación como misterio. La definición perfecta por su vaguedad y su exactitud simultáneas. La cumbre de la concisión en la apoteosis de la pluralidad. Si Einstein redujo su Teoría de la Relatividad a la sucinta y descomunal fórmula E=mc2, Boskov ha comprimido el fútbol, todo el fútbol en su frase científico-poética. En F=F. Sólo business are business, en sus evidentes semejanzas, podría compararse a la ciclópea sentencia boskoviana (Valdano, siempre él, también tiene una fórmula, T+T=T: talento más técnica es igual a triunfo. Pero igual la segunda T podía ser testosterona. O trabajo).
Jugadores y entrenadores han dicho de toda la vida «el fútbol es así». Pero esas cuatro palabras carecen completamente de altura, profundidad y extensión. No tienen recorrido ni vuelo. Una simpleza, un tópico para indicar que el fútbol es impredecible y a menudo injusto. Boskov expresa de pasada, casi despectivamente, esa idea universalmente aceptada y asumida. De hecho, se encuentra sobreentendida, incluida en el conjunto de caracteres y matices que «fútbol es fútbol» recoge, integra, procesa y, finalmente, explica. Prueben a colocar los artículos: «El fútbol es el fútbol.» ¿A que no es igual? Los artículos vulgarizan hasta la idiocia la frase, reduciéndola a una redundancia estúpidamente innecesaria. Cualquier mentecato sin recursos recurriría a ella para salir del paso. Los artículos servirían, en todo caso, para apuntalar definiciones de grandes y un poco fatalistas conceptos que sólo en la reiteración encuentran el cauce necesario para transmitir la idea de su importancia: «La vida es la vida», «La política es la política», «La mujer es la mujer», «El amor es el amor», «La pela es la pela». Pero únicamente el fútbol adquiere estatura en la inmediata supresión y la permanente ausencia de esos renacuajos monosilábicos decididamente superfluos.
Boskov ha carecido de críticos porque su inconmensurable frase, fruto de la genialidad absoluta, cerraba cualquier intento de corrección, ampliación o mejora. (...)
1. Alastair Reid: «Si un marciano preguntase qué es el fútbol, un vídeo del partido Brasil-Francia del Mundial de México lo convencería de que se trata de una elevada expresión artística.»
3 comentarios:
Vujadin decia tambien: "Rigore è quando arbitro fischia" (Penalti es cuando arbitro pita)
Muy bueno el texto.
Saludos.
That's a great story. Waiting for more. latin medical terms betting air cleaner Sidfeffects ultram
Publicar un comentario