Los estadios de fútbol son los únicos escenarios donde se abrazan los etíopes y los eritreos. Durante los torneos interafricanos, los jugadores de esas selecciones consiguen olvidar por un rato la larga guerra que periódicamente rebrota entre sus países.
Y después del genocidio que ensangrentó a Ruanda, el fútbol es el único instrumento de conciliación que no ha fracasado. Los hutus y los tutsis se mezclan en las hinchadas de los clubes y juegan juntos en los diversos equipos y en la selección nacional. El fútbol abre un espacio para la resurrección del respeto mutuo que reinaba entre ellos, antes de que los poderes coloniales, el alemán primero y el belga después, los dividiera para reinar.
Eduardo Galeano, escritor uruguayo
2 comentarios:
Esa grandeza de la que hablas no le corresponde al fútbol, sino a todo el deporte. Que puntualmente sea el fútbol la herramienta que concita a toda esa gente es algo meramente anecdótico. En otros países, en otras sociedades, han sido otras modalidades las que han servido para apartar rencillas.
Qué grande es Galeano
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