Es una pena que para los aficionados españoles sea sólo un nombre y alguna imagen fugaz. El jugador uruguayo Enzo Francescoli, de 36 años, que anunció el pasado miércoles su retirada definitiva del fútbol profesional en el salón de honor del River, el club argentino donde se convirtió en uno de los ídolos indiscutidos de toda su historia, fue de aquellos que llevan las multitudes a los campos con la ilusión de que su sola presencia puede salvar la tarde.En toda su carrera disputó 617 partidos oficiales, desde que debutó a los 18 años en el Wanderers de Montevideo, convirtió 236 goles y conquistó 13 títulos. Jugó en el River, en el Matra Racing de París, el Olímpico de Marsella, el Cagliari y el Torino de Italia, y regresó al River en 1994. Fue también tres veces campeón de América con la selección de Uruguay y participó en dos Copas del Mundo.
Nadie, fuera del campo, te oyó jamás levantar la voz, criticar a un compañero o hablar mal de un entrenador. El Príncipe como le llaman, fue un caballero de fina estampa que hizo respetar los límites a la prensa deportiva, a los directivos y al público. Los aficionados del River deliran cuando gritan el tradicional "uruguayo, uruguayo" que será la música de fondo de su vida, pero todos los argentinos le quieren y le admiran como a, los ídolos propios. Cuando los fanáticos o la prensa querían utilizarlo como modelo para contraponer al inefable Maradona del Boca, fue el mismo Francescoli el primero en reconocer y admitir sinceramente que no cabía tal comparación: "Yo no puedo compararme con él, Diego fue un verdadero rey del fútbol y yo nunca me creí eso de ser el príncipe, como dice la prensa. Sí creo que fui un tipo tocado por la varita mágica. Uno como cualquier otro, al que el balón lo hizo importante".
En los momentos más duros de la vida de Maradona, fue Francescoli uno de los que puso la cara para defenderlo. La pasada temporada, antes de un clásico entre el River y el. Boca, Francescoli buscó especialmente a Maradona para dejar el testimonio de su afecto con un abrazo. Nadie del River, ni siquiera los barras bravas, podía criticar una decisión personal de Francescoli. Tras conquistar tres títulos consecutivos de Liga con el River y la Supercopa de América, anunció el final de su carrera. Desde ese momento intentaron convencerlo para que continuara al menos otra temporada. Pero los aficionados sabían que Francescoli cumpliría su palabra. "En el fútbol pasé los 18 años más felices de mi vida. Todo lo que yo soñaba era jugar algún día con Peñarol en el estadio Centenario. Ahora me llevo. mucho más de lo que podía imaginar".
Es una pena que los aficionados españoles no le conozcan demasiado, al menos para repartir la tristeza entre más.
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