lunes, noviembre 05, 2007

BRASIL 1970, EL METRO PATRÓN DEL FÚTBOL por Santiago Segurola

Santiago Segurola, en su nueva etapa como director adjunto del diario Marca, ha iniciado una interesante serie sobre su particular "Top Ten" de la historia del fútbol, los equipos que han marcado su pasión por este deporte. Hoy cuelgo la columna que dedica al Brasil del mundial México 1970, dicen que algo maravilloso. Hoy le "quito" ésta, pero creo que todas las que publique van a ser susceptibles de ser robadas. Admirado Segurola.


El mito brasileño se generó en 1958, con un equipo deslumbrante que incluía a Djalma y Nilton Santos, al goleador Vavá, al elegante Didí y al astuto Zagalo. Con ellos, Brasil ganó su primera Copa del Mundo, pero con Pelé y Garrincha conquistaron un trofeo mayor: el asombro de los aficionados europeos. Pelé tenía 17 años cuando debutó en el Mundial de Suecia. Garrincha era un mago apenas conocido. En aquellos días, no había televisión, ni reactores, ni Internet. Más que nada, el fútbol era un boca a boca que corría por todos los rincones del planeta. Tiempos de imaginación y leyenda. En Suecia, en las antípodas de su exuberante país, Pelé y Garrincha construyeron el edificio que ha sostenido el mito brasileño: fantasía, ingenio, belleza, placer y victorias.

Doce años después, Brasil llegó a México con la herida de su temprana eliminación en el Mundial de Inglaterra. En los meses previos a la Copa del Mundo, abundaron las disputas y los conflictos. Joao Saldaña perdió el puesto por discutir la titularidad de Pelé y negarse a aceptar las imposiciones de los políticos. El general Garrastachu Medici, dictador de turno en aquellos días, extendió sus caprichos hasta la selección. Fanático del delantero Darío, impuso su presencia en el equipo, contra el criterio del seleccionador y de los jugadores. Nadie estaba seguro de aquel equipo. Nadie sabía que se gestaba el mejor equipo de la historia.

Brasil 70, así, sin más. No hace falta añadir nada. Los aficionados, los viejos y los jóvenes, saben que aquella selección es el metro patrón que mide a todos los demás grandes equipos. No sólo engrandeció el mito creado en el Mundial de Suecia, sino que adelantó los principios del fútbol total. El Ajax y Holanda elaboraron un método que ya estaba en la naturaleza del equipo de Pelé, Gerson, Tostao, Jairzinho, Rivelino, Clodoaldo y Carlos Alberto. El cuarto gol brasileño en la final frente a Italia define el juego total. Comenzó con Tostao, el sutil delantero centro, como último hombre del equipo. Varios pases después, muchos jugadores por medio y setenta metros por delante, Carlos Alberto, capitán y lateral derecho, coronó una jugada que contenía la esencia del fútbol: la mayor calidad individual para el máximo sentido colectivo.

El Mundial fue retransmitido por televisión para todo el mundo, circunstancia que favoreció el imposible: la realidad superó a la leyenda. Casi todos los partidos de Brasil dejaron un momento que ha pasado al imaginario colectivo del fútbol. Frente a Checoslovaquia, Pelé estuvo a punto de sorprender a Víktor con un globo desde medio campo. Contra Inglaterra, Banks hizo la parada del siglo en un cabezazo picado de Pelé. El engaño de Pelé a Mazurkiewicz, el gran portero uruguayo, figura entre los mano a mano más célebres del fútbol. De alguna manera, casi todas esas jugadas tenían un aire de novedad para los aficionados de entonces. La fascinación fue tan grande que se eliminó lo prosaico en favor de lo irreal. Las dos acciones de Pelé ante Víktor y Mazurkiewicz se asumen como goles. Que no lo fueran, importa menos que la impresión que causaron las jugadas. La realidad tampoco fue una tontería. Brasil ganó el Mundial, su tercera Copa en 12 años, y conquistó la admiración general. Ya no se trataba del boca a boca. La magia existía. Lo había visto todo el planeta.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No hace mucho, bueno antes del mundial de Alemania, pude ver en la Sexta la final Brasil-Italia: Qué cosa tan, tan grande!!!

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Fantástico artículo!

Antonio dijo...

A mis 13 años, y aún hoy a mis 52, no he visto mejor partido de final de la Copa FIFA como la que nos dieron Brasil e Italia, máxime el equipo brasileño que nos regaló una gama de jugadores por excelencia, como Pelé, Rivelino Jaihrzino, Tostao, Gerson, Clodoaldo, Carlos Alberto, quienes nos regalaron al mundo el mejor equipo nunca visto y al mejor jugador de la historia de fútbol, Pelé.

Ellos quedarán en la mente de muchos que, sintiendo la efervesencia del fútbol como deporte, como arte, tuvimos la dicha de ver y apreciar la final de 1970 en vivo (aunque fuera en blanco y negro) como el mejor en la historia del fútbol.

Por ello, no sólo yo, sino muchos compatriotas míos panameños, hemos tomado la bandera de Brasil como equipo nuestro en los mundiales que habían de seguir.

Para esos jugadores que nos dieron mucha alegría en 1970, muchas gracias y felicidades de nuevo, y que Dios les bendiga siempre.

Antonio