No tiene ningún sentido colgar aquí los artículos que Enric González está ofreciendo durante la Copa del Mundo porque para eso está su propio blog, pero leyendo la pieza que ha dejado hoy no quiero que se quede fuera de este sitio. Si yo tuviera talento para poner en orden mis ideas y saber expresarlas de esta manera hubiera escrito este artículo palabra por palabra y punto por punto. Coincido hasta con la "tontería" del anuncio de Quilmes.
Nota: Está feo hablar de uno mismo (que se lo pregunten a Eduardo Inda), pero permítanme el ataque de egocentrismo, cualquier futbolero lo entenderá bien, y es que este año tuve la oportunidad de participar en el comercial de Quilmes para el mundial 2010. Un simple extra que hacía bulto, obviamente, pero para mí se queda.
Rodaje del anuncio de Quilmes. Buenos Aires, abril 2010.
La pasión patriótica nunca me ha tirado mucho. Yo creo que con un poco de civismo, con no defraudar a Hacienda y con no hacer demasiado la puñeta a los demás uno cumple razonablemente como ciudadano. Me supera la cosa del patriotismo, lo de inflamarse a la vista de una bandera (cualquiera de ellas) o lo de atribuir cualidades antropológicas o morales a un concepto tan abstracto como el de “nación”.
Lo cual no significa que no me guste que gane España. Me gusta. Me alegra por mí y por la mayoría de mis conciudadanos. Y por mi mujer, muy forofa de este equipo. Reconozco, sin embargo, que las victorias de España me parecen ligeramente menos embriagantes que las de mi club. Y las derrotas (confiemos en que no lleguen), menos dolorosas.
Será, tal vez, porque al club lo elige uno mismo, mientras que con la selección hay lo que hay. O será que siento afecto, en mayor o menor medida, por más de una selección. Simpatizo con Italia, porque llevo años siguiendo con fruición (ya sé que suena a contrasentido) el fútbol italiano. Simpatizo con Inglaterra, porque la anglofilia no se me va a curar ya nunca. Simpatizo con Argentina por muchísimas razones, algunas tan nimias como los anuncios mundialistas de la cerveza Quilmes o por el ronco “vamos, vamos”. Antes simpatizaba con Alemania, pero me libré de esa rareza en el Mundial de 1982. Reconozco, sin embargo, que la Alemania de este año es simpática y atractiva.
De los partidos que quedan ahora, me gustaría que Holanda ganara a Brasil. Por simple deformación profesional: la gente de mi oficio vive de las sorpresas, porque son noticia. Y Brasil lleva tiempo ganando mucho y ofreciendo poco.
Con Uruguay-Ghana voy a llevarme un disgusto, pierda quien pierda.
Argentina debería eliminar a Alemania, porque de lo contrario existiría el riesgo de que Alemania, que aún puede crecer mucho, ganara dos Mundiales seguidos: este y el próximo.
Lo siento por Paraguay; soy del Espanyol y uno de mis héroes de infancia fue el paraguayo Cayetano Re, pequeño ariete de los “Delfines”, pero España es mejor y sufriría más que Paraguay con la decepción de la derrota.
Si las cosas salieran a mi gusto (cosa que jamás ha ocurrido), disfrutaría como un enano con la semifinal España-Argentina. Volvemos a lo del principio: es una suerte contemplar un partidazo sin miedo a sufrir uno de esos íntimos desgarros patrióticos que, según dicen, duelen muchísimo.
4 comentarios:
Discrepo cuando dice que el club lo elige uno. ¿qué eliges cuando te hacen socio del Valencia a la semana de nacer?
BT
Pues dejas de ser socio del Valencia lo más rápido que puedas, y al final acabas eligiendo tu verdadero equipo
ante un fin de semana horrible siempre se puede tirar de Enric;nunca o casi nunca defrauda
mi preferencia es el Real Madrid y siempre va a ser mi preferencia numero uno, es el equipo más grande de toda la historia
Publicar un comentario