lunes, junio 02, 2008

LA DIGNIDAD DEL HOMBRE DE PAPEL


Mathias Sindelar 2

Hace poco me encontré con un personaje del que no sabía básicamente nada. Mathias Sindelar su nombre, el mejor jugador austriaco de todos los tiempos, con una historia que, por lo visto, merecía la pena. Supe de él releyendo un artículo de Manuel Alegre y no antes, donde simplemente se le citaba de forma tangencial. Me interesó, y profundizando en él y en todo lo que supuso, no podía resistirme a agregarlo definitivamente a la galería de iconos de este blog. Y sí, claro que su historia merecía la pena.

23 de enero de 1939, ese día el fútbol perdió para siempre a un héroe, a un hombre cuya dignidad superó con creces sus extraordinarias cualidades deportivas. Aquella perruna noche vienesa, Mathias Sindelar fue encontrado muerto en la cama de su apartamento junto a su mujer, Camila Castagnola, una judía de origen italiano. Sindelar, judío también, se había negado a jugar con la Alemania nazi, de cuyos dirigentes se mofó durante un partido, tras la anexión austriaca de 1938, una ofensa para el III Reich que le persiguió de por vida. Su muerte aún despierta grandes recelos entre los historiadores. La información oficial mantuvo que la muerte se produjo por inhalación del monóxido de carbono de una estufa, pese a que algunos investigadores revelaron que ésta no tenía desperfectos y que en el apartamento no olía a gas. Unos sostienen que fueron delatados por un ex compañero de Sindelar en la selección austriaca. Otros apuntan a un suicidio por el régimen de terror.

Sindelar, hijo de emigrantes checos, nació en febrero de 1903 en Moravia, frontera con Bohemia, en la República Checa. Dio sus primeros balonazos en las calles del vienés distrito obrero de Favoriten, uno de los más deprimidos de la capital austriaca. Su padre, albañil, falleció en 1917 en la Primera Guerra Mundial y aquel espigado y desgarbado chiquillo que jamás se separaba de la pelota se crió junto a su madre y sus tres hermanas. Su habilidad con el balón le hizo muy popular en la barriada, donde se le apodó Papierene [algo parecido a hombre de papel]. La causa: su extraordinaria habilidad para filtrarse entre los defensas enemigos. El eco de su habilidad hizo que a los 15 años le fichara el Hertha Viena. Cinco años más tarde se enroló en uno de los grandes clubes de la ciudad, el Austria Viena, una institución ligada a la comunidad judía, a la que hizo campeona de Copa en sus tres primeras temporadas. Según los cronistas de la época, prefería un regate que un gol. En 1926 debutó con la selección austriaca y marcó el segundo tanto de la victoria ante Checoslovaquia (2-1). Ahí comenzó su leyenda futbolística. Su desgarro, deportivo y personal, estaba por llegar.

Aquella Selección austriaca era llamada el Wunderteam, [el equipo maravilla], internacionalmente no tenía rival, y la figura de Sindelar resultó impactante en aquel "planeta fútbol".

Se acercaba el Mundial de Italia de 1934 y el favoritismo austriaco era unánime. Sindelar, un goleador mayúsculo, y sus compañeros recibieron el primer azote político de sus desgarradoras carreras. Mussolini manipuló el torneo y en la semifinal ante Italia, Austria, impotente tras ver cómo le anulaban varios goles, perdió 1-0. Cuatro años después del expolio de Mussolini, la Alemania nazi ocupó Austria. Hitler, al igual que el fascista italiano, estaba al corriente del poder hipnótico del fútbol entre el pueblo, un reducto propagandístico perfecto. De hecho, el Führer ya había retorcido para su causa los Juegos de Berlín de 1936. Con el Mundial de Francia del 38 a la vista, Alemania seleccionó a todo el Wunderteam, que al no ser ya un país -sino la provincia alemana de Ostmark-, no podía competir internacionalmente. Antes, para celebrar su conquista, Alemania, con algunos de sus nacionalizados austriacos, organizó un amistoso contra Ostmark. Sindelar se negó a jugar con los nazis y alegó que a los 35 años su cuerpo estaba muy castigado. Su dignidad le impedía enfundarse una camiseta con la esvástica y luego levantar el brazo durante el himno. Días después se retrató: Sindelar, que primero se burló de los nazis al fallar varios goles intencionadamente, marcó finalmente uno de vaselina. Ostmark venció 2-0 para humillación de su invasor y, tras su gol, Sindelar bailó ante el palco de los jerarcas nazis. Comprobado su rendimiento, el seleccionador alemán intentó otra vez su fichaje. Mathias se negó, no quería identificarse con los invasores.

La negativa resultó fatal para el jugador y su compañera judía, que se quedaron sin su principal sustento, condenados por el régimen al ostracismo y más tarde perseguidos. Algunos compañeros de Sindelar, como el ex capitán de la selección austriaca, Nausch, tuvieron más suerte, ya que cuando fue obligado a divorciarse de su esposa judía, logró huir con ella a Suiza. Sindelar, que llegó a regentar un café en Viena, no lo consiguió y estuvo ocho meses refugiado junto a Camila. Los nazis ofrecieron una recompensa por su captura, al tiempo que se multiplicaba la cacería judía. Las noticias sobre la depuración nazi, los campos de exterminio y las cámaras de gas se sucedían. El cerco sobre Sindelar se estrechaba, hasta que la policía informó de su muerte. Un día después falleció Camila en un hospital, después de permanecer en coma. Lo que no pudieron impedir los nazis fue el extraordinario tributo popular que recibió Sindelar, convertido, a partir de ese momento, en un símbolo de la resistencia. Se prohibió cualquier manifestación de duelo, y aún así más de 15.000 personas asistieron al funeral en medio de grandes medidas de seguridad. Se amontonaron miles de telegramas de pésame y los servicios de correos se atascaron. La calle en la que vivía, Laaerberg, pasó a llamarse Sindelarstrasse.

Junio 2008. Alemania se enfrentará a Austria en Viena, esa noche volverá el recuerdo de alguien que se atrevió a desairar a un monstruo, aunque ello le cortara de raíz una carrera extraordinaria. De él se escribió: "Jugaba como nadie, ponía gracia y fantasía, jugaba desenfadado, fácil y alegre. Siempre jugaba y nunca luchaba". El día que lo hizo le costó la vida, el precio de la dignidad.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta aprender sobre fútbol y me parece un documento muy interesante. Gracias. Un saludo.

Unknown dijo...

Espeluznante y precioso a la vez. Gracias por el artículo.

Anónimo dijo...

Buen blog les dejo esto para que lean de el deporte mas hermoso del mundo
Noticias de Futbol

Anónimo dijo...

He descubierto hoy este blog.
Me encanta leer a grandes escritores y periodistas sobre una de mis grandes pasiones.
Desde este momento, uno de mis blogs imprescindibles.

Anónimo dijo...

A mi me flipan los prototipos. Mirad ESTA MARAVILLA.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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