domingo, junio 04, 2006

HIPOCRESÍA EN EL TRÁFICO DE GENTE por Juan Cruz


Un artículo para poner sobre la mesa un asunto gravísimo, se ha dicho que se está luchando contra él pero la impresión es que todo el mundo está mirando hacia otro lado. El mercado de la carne femenina unido al fútbol se abre en Alemania y nadie parece que lo vaya a parar.


Un acontecimiento como el Mundial precipita metáforas de la vida. La controversia acelerada por la evidencia de que ésta es una gran ocasión para los mercachifles de la prostitución esconde una de esas metáforas, subrayada ahora por Elena Valenciano. Cuando se trafica con armas, las naciones, incluso las que trafican, muestran el resquemor adecuado para lavar su mala conciencia: se trafica con armas en todo el mundo y para todo el mundo, pero parece que unos tráficos son mejor recibidos que otros. Cuando se trafica con material humano -inmigrantes, mujeres, niños, órganos...- la hipocresía internacional se pone más en evidencia.

Las legiones de prostitutas que están siendo reclutadas, sobre todo en los países del Este, no están formadas sólo por aquellas que ya tienen acreditado su oficio; entre ellas los chulos internacionales trafican con mujeres captadas desde la miseria, con el señuelo de un trabajo que les va a cambiar la vida. Los vacíos legales existentes, y la indecencia, han hecho que prosperen negocios terribles que se basan en las normas viejas, nunca abolidas, de la esclavitud.

Que Alemania, tan cuidadosa en algunos aspectos de los derechos humanos, pase por alto el contenido fraudulento del negocio que se avecina es un ejemplo de esa hipocresía que siempre se denuncia pero que nunca se erradica.

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